Escribir es contar historias, y muchas veces, cuando dominamos una temática, nos volvemos repetitivos y nos quedamos sin ideas para seguir creando contenido.
La creatividad dormida y la desconexión o las interferencias con las propias emociones suelen ser las causas que hacen que el escritor que llevamos dentro se apague y sienta pereza o no dé lo mejor de sí.
¿Dónde encontrar nuevas ideas? ¿Cómo reinventar nuestra voz narrativa ya sea para una entrada de blog o para un relato más creativo?
La escritura tiene que ver con el autoconocimiento. Y con la marca personal. Con los límites mentales y con la capacidad de ver más allá de lo evidente. Ya lo decían en El principito: «lo esencial es invisible a los ojos».